Las ventajas inesperadas de ser arrojado al fuego

Las ventajas inesperadas de ser arrojado al fuego

                            
                             

«Amados, no se sorprendan de la prueba de fuego cuando se trata de ponerlos a prueba, como si algo extraño les estuviera sucediendo». ( 1 Pedro 4:12 ESV)

 

Las pruebas apestan. Quedarse sin dinero apesta. Sufriendo de migrañas crónicas apestan. Ser calumniado por compañeros de trabajo apesta. Todas las pruebas apestan, ¿verdad?

 

Pues sí y no. Desde una perspectiva humana, las pruebas son dolorosas y tristes. Pero desde la perspectiva de Dios, las pruebas son tristes, pero también maravillosamente productivas. En Santiago 1: 2-4 dice:

 

Cuenten con alegría, hermanos míos, cuando se enfrentan a pruebas de diversos tipos, porque saben que la prueba de su fe produce firmeza. Y deje que la firmeza tenga su efecto completo, para que pueda ser perfecto y completo, sin nada.

 

 

Humanamente hablando, esta es una charla loca. ¿Lo consideras todo alegría cuando me encuentro con un juicio? James suena como una especie de masoquista sádico que ama el dolor. Como esos tipos que yacen sobre lechos de uñas, tragan vidrio o miran películas hechas para la televisión en el canal Hallmark. Insano. Quizás un poco inestable. Necesita ayuda psiquiátrica.

 

Pero James ve las cosas desde la perspectiva de Dios. Él sabe que Dios usa las pruebas para producir una fe firme en nosotros. La fe firme es una fe que no se puede sacudir fácilmente. La fe firme es la fe que se aferra a Dios incluso cuando es golpeada y golpeada. La fe firme dice: «Bendito sea tu nombre», en el camino marcado con bendición y el camino marcado con sufrimiento. Si vamos a llegar al final, necesitamos una fe firme.

 

Pero la fe firme no solo sucede. No es como si pudieras tomar una píldora azul y de repente ser un ninja de la fe. La fe firme e inquebrantable solo llega a través de la presión de las pruebas. Las pruebas nos presionan a Dios. Nos obligan a apoyarnos en Dios y confiar en él cuando no podemos ver el resultado. Nos quitan las piernas debajo de nosotros para que nos aferremos a Dios.

 

Dios nunca desperdicia nuestro sufrimiento. Él no juega con nuestro sufrimiento. Cada prueba tiene un propósito divino detrás de ella. Podemos regocijarnos en nuestras pruebas, e incluso contarles todos alegría porque sabemos que Dios está produciendo una fe firme en nosotros.

 

Alégrate en tus pruebas. Cuéntales a todos alegría. Espere pacientemente en medio de ellos. Dios está trabajando, incluso si no puedes verlo.

                         


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